Mensajes de Slack pueden provocar estrés en trabajo
Pilita Clark
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Pilita Clark
Hace unos días, una destacada columnista del New York Times llamada Bari Weiss escribió una carta al editor del diario en la que presentó su renuncia. Ella dijo que un “nuevo macartismo” había echado raíces en la sala de redacción, y sus opiniones “erróneas” sobre lo que se consideraban “causas correctas” habían provocado un “acoso constante” de parte de sus compañeros de trabajo, cuyo comportamiento no había sido castigado. Después escribió una oración que no hubiera tenido sentido antes de 2014: “Mi trabajo y mi carácter han sido degradados abiertamente en los canales de Slack en toda la empresa”.
Menciono 2014 porque ese fue el año oficial del lanzamiento de Slack, el sistema de mensajería instantánea de oficina cada vez más ineludible. Si nunca lo has usado, imagina una versión mejorada de WhatsApp o Facebook Messenger que facilita el chat con colegas las 24 horas del día.
Por muchas medidas, es una maravilla. Para 2015, Slack estaba valorado en casi US$ 3 mil millones. En su debut en bolsa el año pasado, alcanzó US$ 20 mil millones. Más de 750 mil compañías (incluyendo el FT) se han inscrito en él y al menos 12 millones de personas lo usan activamente cada día. El uso ha aumentado durante la pandemia, pues las personas que trabajan desde casa han luchado por mantenerse en contacto. Los mensajes diarios enviados aumentaron en promedio 20% por usuario en todo el mundo entre el 1 de febrero y el 25 de marzo.
Pero hay un aspecto que hay que resaltar sobre Slack y su creciente número de rivales: no todos los que lo tienen lo usan. No tengo idea de quién escribió comentarios sobre Weiss -o qué escribieron en esos comentarios- en el sistema de Slack del New York Times, ni tampoco sé si sus jefes deberían haber hecho algo al respecto.
Pero estoy dispuesta a apostar que no todos los gerentes de alto nivel estaban tan pegados a Slack como los que estaban escribiendo. En términos generales, los trabajadores que crecieron enviando mensajes de texto o de WhatsApp en lugar de llamar o enviar correos electrónicos han gravitado fácilmente a un sistema como Slack, pero sus jefes a menudo no lo han hecho.
Algunos analistas piensan que esto significa que Slack y los sistemas homólogos están impulsando una “revolución de abajo hacia arriba” en las compañías de medios estadounidenses, donde los empleados más jóvenes usan estas herramientas para organizarse y exigir el cambio. Sospecho que esto habría sucedido de todos modos, y no sólo en los grupos de medios estadounidenses.
Pero sí creo que la carta de Weiss destacó uno de los problemas más molestos de los sistemas como Slack: fragmentan la comunicación, especialmente dentro de las grandes empresas que necesitan tener comunicación clara ahora más que nunca, cuando tanto personal está trabajando desde casa.
Antes de la pandemia, un amigo mío que trabaja en una gran empresa se quejaba a menudo sobre la necesidad de verificar constantemente las noticias importantes del trabajo por correo electrónico y Slack, junto con el chat de Google, Facebook Workplace y muchas otras plataformas. Ahora, con la pandemia, está totalmente abrumado.
Esto destaca una de las grandes fallas de las herramientas de chat en el trabajo. Se suponía que iban a reemplazar o al menos reducir los correos electrónicos. En cambio, muchas personas ahora tienen que pasar mucho tiempo monitoreando ambos sistemas.
Eso no es todo. Debido a que Slack es tan similar a las aplicaciones de mensajería que usamos en casa, infunde una sensación de privacidad en el trabajo que no necesariamente existe.
Hay momentos en que su uso tiene sentido. Para una asignación de equipo única con una fecha límite apremiante, es brillante. También puede ayudar a mantener en contacto a los miembros remotos de un equipo.
Pero la razón principal por la que siempre me resultará difícil estar totalmente a favor de Slack es que puede ser una distracción monumental.
Contacté a una compañía llamada Time is Ltd (El tiempo es limitado) que analiza el uso de sistemas como Slack para ayudar a las compañías a aumentar la productividad. Me dijo que los usuarios de Slack están enviando, y recibiendo, entre 800 y 2.500 mensajes al mes. Y una vez que reciben un mensaje tienden a responder en un promedio de sólo 12 minutos.
Esto resulta en muchas interrupciones, lo que es un problema. Los investigadores dicen que los usuarios pueden tardar 23 minutos para volver a la tarea que estaban realizando antes de la interrupción. Algunos trabajos requieren una comunicación incesante. Pero la mayoría no, lo cual significa que gran parte de esta actividad perjudica la productividad o crea más trabajo estresante para compensar el tiempo perdido. De cualquier manera, dedicarle menos tiempo a Slack tiene mucho sentido para mí.